12 octubre 2010

El chisme del CO2


Tenía desde hace años el capricho de comprarme un sensor de CO2 y por fin lo he hecho. Lo pedí hace un mes por internet a Estados Unidos y tras previo pago de 230 $ y unos 60 € más de trámites de aduana española (quince intrigantes días me lo han tenido retenido) me ha llegado. Lo cuido, lo miro y lo enseño a los amigos. Pongo arriba una foto del chisme (que resulta que es made in China).

Me quedo ingenuamente asombrado de cómo se dispara hacia arriba en cuanto me acerco o entro en el cuarto. Detecta mi presencia al instante. Si ventilo el cuarto abriendo las ventanas de par en par me marca del orden de unas 450 ppm (partes por millón), es decir , el 0,045 % de la mezcla de gases que es el aire (nitrógeno y oxígeno fundamentalmente).

Pero en cuanto entro en la habitación, cierro la ventana y me siento a escribir estas tonterías, empieza a subir y subir, varias partes por millón por minuto, y se pone en breve en más de 700 u 800 ppm. Ya sabía yo que el aliento humano exhala mucho CO2 (más de 1 kg al día) pero es que ahora como que lo veo, aunque el CO2 sea un gas invisible.

Fuera, en la atmósfera libre, la concentración media de CO2 es de unas 390 ppm (386 ppm de media en el observatorio de referencia, el de Mauna Loa, Hawai, durante el pasado mes de Septiembre) y el incremento medio anual global de CO2 es de unas 2 ppm.

Eso me lo subo yo en un plisplás. Mis amigos son testigos.