31 julio 2007

El mar en paz


Ayer ocupaba la última página de "El País" un reportaje sobre las obras que se llevan a cabo alrededor del Monte Saint Michel, en la costa atlántica francesa, para que no pierda su principal encanto, que consiste en que la marea alta lo deja aislado del continente dos veces al día. Al parecer ya sólo ocurre eso 50 días del año. El mar se ha vuelto vago o no puede con el avance de los terrenos costeros. En realidad, en casi todas las costas habitadas, mi ciudad (San Sebastián) incluída, el mar ha perdido terreno, por los vertidos y el relleno de marismas, la construcción de diques, de nuevas playas, de puertos ...

Hoy dedica una página ese periódico ecologista (pero pronto pronuclear, lo verán ustedes) a ensalzar un proyecto australiano consistente en preservar no sé qué pasillos marinos para que las especies océanicas puedan emigrar ante el catastrófico calentamiento que se avecina. La realidad es que este invierno austral la extensión del hielo que rodea la Antártida lleva camino de batir un record (lo contrario ocurre en el Artico, es cierto) y las aguas de Australia están más bien frías. Abajo pongo el mapa de la anomalía térmica (en azul, las aguas más frías de lo normal, y en naranja, las que están más cálidas).


fuente: http://earth.rice.edu/mtpe/hydro/hydrosphere/latest/avhrr_sst/avhrr_ssta.html

28 julio 2007

Llueve en UK


No se si le conocerán ustedes a Francis Wilson. Es un presentador del tiempo, desde hace unos años en Sky News y antes en la BBC. Aunque Sky News es una cadena tan sensacionalista como las otras, BBC incluída, Francis cuenta el tiempo cotidiano sin dramatismo alguno, caigan chuzos o arda el suelo, en la mejor tradición del estoicismo inglés, trabajando como Alec Guinness en "El puente sobre el Río Kwai". A Francis le he visto presentar el tiempo sin sacarse una mano del bolsillo del pantalón y, a veces, ninguna de las dos. Pero el otro día me decepcionó un poco cuando aplicó el término "tropical" a la fuerte intensidad de lluvia que cayó la semana pasada en Inglaterra y causó inundaciones en extensas áreas del país.

En realidad en aquella isla lleva lloviendo desde hace meses y los acuíferos de las zonas bajas estaban la semana pasada a rebosar. El invierno fue muy lluvioso y el verano aún más. Lo contrario ocurría el año pasado, cuando debido a la sequía, que se prolongó en el bienio 2004-06, se promulgó en Londres un decreto pintoresco por el que se prohibía regar el jardín con manguera pero se permitía hacerlo con regadera. Cosas cómicas de los ingleses, como cuando el gobernante William Pitt, el Joven, falto de dinero, decretó que cada casa pagase un impuesto acorde al número de ventanas que tenía (y se tapiaron miles de ellas, claro).

Con la sequía nos dieron el turre el año pasado. El director de la Thames Valley, la compañía del agua, excusaba la vetustez e inoperancia de sus instalaciones, achacando los problemas al "global warming". Hoy leo en el número de Abril de "Weather", la revista de la Royal Meteorological Society, un estudio detallado de las sequías en el Reino Unido en los últimos 200 años. Dice que la sequía pasada no tuvo nada de excepcional en esta escala de tiempo. La peor del período fue la larga sequía de veinte años ("the Long Drought") que sufrío el país desde 1890 hasta 1910. Nadie se rasgó las vestiduras. La religión del "cambio climático" todavía no existía.

ref.: Marsh T. et al., 2007, Major droughts in England and Wales, 1800-2006, Weather, April 2007

24 julio 2007

Areva, un futuro sin CO2.


Queso "El Ventero" no se anuncia en "The Economist" pero sí en el programa de cocina de Argiñano. Es una porquería de queso, pero dice el anuncio que lo bueno que tiene es que en su elaboración no se emite CO2. La que sí se anuncia últimamente en "The Economist" es Areva e, igual que el queso, nos promete un futuro sin CO2.

Areva ("La haute technologie au service du mieux être") es una empresa gigante francesa, dedicada fundamentalmente a lo nuclear. Pero, de la misma manera que el queso, tiene unos cuantos molinillos de viento para propaganda positiva y también, como Iberdrola, tiene un velero (con un motor nuclear de submarino) de lo más moderno, que surca el mar en competidas y apasionantes regatas, que disfruto yo mismo desde el televisor de casa. Mientras, los parachutistes del ejército francés destacados en Niger cuidan de sus minas (también las tiene en Canadá y Kazakhstan, y pronto las tendrá en Libia).

En su página web nos advierte de los peligros del Cambio Climático y nos informa, para nuestro bienestar, que, a través de Eurodif (en donde tiene el 60% del capital), está en sus manos la fabricación de nada menos que el 25 % del uranio enriquecido de todo el globo. Así que tranquilos, que está todo controlado por nuestros amigos franceses, con el simpático de Sarkozy al frente. Areva piensa abrir el año que viene una nueva factoría de enriquecimiento de uranio, en su instalación de Tricastin (Provenza), que funcionará por el método de centrifugación (50 veces más barato que el de la difusión gaseosa).

Lo del enriquecimiento de uranio se ha puesto baratísimo. Menos mal que está en tan buenas manos.

23 julio 2007

Huracanes atlánticos


El año pasado ningún huracán afectó ni al Caribe ni al Golfo de México (mapa de arriba, huracanes en rojo). Este año, por ahora, tampoco. Ya veremos.

El año pasado las aguas del Atlántico Tropical estaban calientes pero eso no fue suficiente. Es muy compleja la formación de un huracán. No basta conque el agua esté caliente. Uno de los factores que impide su desarrollo es que el aire que asciende se evacúe demasiado rápidamente del área propia del huracán. Y esto depende en gran parte de la "cizalladura" vertical, esto es, de que el viento en altura sople con diferente dirección o velocidad que el viento en superficie.

Según un artículo publicado en Nature el pasado mes de Junio, debido a esta causa, en los pasados años 70 y 80 la frecuencia de huracanes atlánticos fue especialmente baja. El estudio, muy ingenioso, que aquí no puedo explicar, abarca los últimos 270 años. Se dice también que la fuerte actividad que se registró entre los años 1995-2005 no fue inusual.

Da lo mismo. Nos tendremos que comer los huevos oyendo a periodistas, políticos y oportunistas científicos cuando se forme el próximo. Será debido al cambio climático, seguro.

ref.: Low Atlantic hurricane activity in the 1970s and 1980s compared to the past 270 years, 2007, Niberg J. et al., Nature, 7 June 2007

sobre huracanes atlanticos: http://www.nhc.noaa.gov/

19 julio 2007

De pesca


La revista Nature, igual que Science, tiene unos editorialistas furibundamente creyentes en el evangelio del cambio climático y la inminencia de la catástrofe. Como a Al Gore, les han dado ahora el premio Príncipe de Asturias. Viva el Príncipe. Estoy suscrito a ellas desde haces años, e igual que hacía mi tío con la prensa franquista, las escudriño con afición buscando entre líneas datos incongruentes e informaciones que no encajan bien con los principios gloriosos de la movida (o del movimiento).

Por supuesto, estas noticias que me gusta pescar, no las encuentro en titulares. A veces las barrunto, pero a veces es al revés. Bajo un titular fangoso, en el que no espero encontrar nada bueno, meto el anzuelo, rebusco y sale un salmón ( o un corcón, tampoco voy a exagerar).

Pongo un ejemplo. Releo sin prisas un artículo de Nature del 3 de Mayo. Se títula “Artifacts in ocean data hide rising temperatures” ( “Errores de medición en los datos oceánicos esconden la subida de temperaturas”). Se refiere a un molesto artículo que publicó el año pasado Geophysical Research Letters en el cual se sostenía que entre el 2003 y el 2005 la temperatura global del agua oceánica disminuyó.

Bueno. Me lo creo. No entiendo mucho las razones pero explican que la cosa se debió a un software erróneo en ciertas boyas del programa ARGO. Vale.

Pero ya casi al final del artículo el periodista científico se pregunta: “So has the ocean warmed after all ? “, que en traducción libre sería “Entonces qué ? Se ha calentado el océano, sí o no ?” .

Y la respuesta que da es que de acuerdo a los datos analizados, corregidos y publicados en Geophysical Research Letters ahora por dos oceanógrafos del Instituto Alfred Wegener de Alemania, las aguas del mar, en sus 3.000 metros superiores y entre 1957 y 1996, registraron un aumento de ……..

0,03 ºC

¡Cómo deben haber sufrido las merluzas! ¡Vaya subidón !


ref.:
Schiermeier Q., 2007, Artefacts in ocean data hide rising temperatures, Nature, 447, 3 May 2007
Gouretski V. & K. P. Koltermann, 2007, How much is the ocean really warming?, Geophys. Res. Lett., 34, L01610, doi:10.1029/2006GL027834.

12 julio 2007

Agricultura


Sin H2O no hay fotosíntesis y sin CO2 tampoco (H2O + CO2 = CH2O + O2).

En un reciente artículo de Science se cita a dos científicos según los cuales la agricultura era imposible durante la última glaciación debido al bajo nivel de la concentración de CO2 en la atmósfera. Durante el Ultimo Máximo Glacial, hace unos 20.000 años había entre 180 y 200 ppm (partes por millón) de CO2.

La concentración aumentó a 280 ppm cuando se acabó el Pleistoceno, hace unos 11.500 años, y entramos en el actual interglacial, el Holoceno (el anterior interglacial fue el Eemiense). Según esta teoría, el aumento de CO2 incrementó la productividad vegetal e impulsó el desarrollo de las civilizaciones agrarias. El porqué del aumento del CO2 atmosférico es controvertido (expongo algunas teorías aquí).

En la actualidad hemos alcanzado las 380 ppm. Algo —no sé cuánto— tendrá que ver con el record de este año en la cosecha global de cereales. Pero algunas plantas comerciales de crecimiento rápido requieren aún más y se inyecta CO2 en los invernaderos en donde se cultivan (post)...

Quién sabe. Dentro de un tiempo se reirán del afán actual por rebajar el contenido de CO2 de la atmósfera. Agotado el petróleo, a la fabricación masiva de biocombustibles, obtenidos a partir de nuevos vegetales de crecimiento ultrarápido, le vendrá bien el incremento del CO2 del aire. Pagarán los que lo consuman, no los que lo emitan. La Economía volverá a ser una ciencia lógica.

ref.: Balter, M., 2007, Seeking agriculture's ancient roots, Science, 29 June 2007

09 julio 2007

Nieva en Buenos Aires



"No se veía desde el 22 de junio de 1918

Por primera vez en casi un siglo, nieva en la ciudad de Buenos Aires

Ocurre en los barrios porteños y en el conurbano bonaerense; por la rareza del fenómeno el SMN dudó en dar un alerta; la gente salió a festejar"

(La Nación, 9 de Julio 2007) (foto: Fabian Marelli)

08 julio 2007

Una de curvas


Me dan tanto por rascallú esos conciertos estúpidos dirigidos por el Gran Bobo Holográfico, que hoy voy a poner aquí una de curvas logarítmicas. Así que bajen el sonido, por favor.

A los catastrofistas les pirrian las otras, las curvas exponenciales (cuando todo se dispara hacia la hecatombe). El informe del Club de Roma de los años 70, que yo me tragué, estaba llena de ellas. Técnicamente una curva exponencial es aquélla que se dispara hacia arriba ya que el incremento de la variable horizontal (la abscisa) cada vez provoca una mayor subida de la variable vertical (la ordenada). Las curvas logarítmicas son lo contrario. Vamos aumentando el valor de la abscisa y cada vez eso repercute menos en el incremento de la ordenada.

Es lo que pasa al efecto invernadero directo causado por el aumento del CO2. Según Richard Lindzen el efecto invernadero de CO2 ya está casi saturado. El CO2 capta solamente una parte de las radiaciones infrarrojas, las correspondientes a ciertas longitudes de onda. Así que por mucho que aumentase su concentración en la atmósfera, la otra parte de las radiaciones infrarrojas terrestres se le escaparía siempre.

En las gráficas de arriba, que están publicadas en la web de Junkscience, se representa en el eje horizontal la concentración atmosférica de CO2 en partes por millón (ppm), de O ppm a 600 ppm, y en el eje vertical el incremento de temperatura causado por el efecto invernadero directo. Hay tres curvas diferentes porque los análisis difieren. Pero las tres curvas son logarítmicas y los valores del incremento térmico de la posible duplicación del CO2, de 300 ppm a 600 pm, causada por la actividad humana es bastante pequeño. Es la parte que está en colores. Para Lindzen (curva de bajo) la posible duplicación del CO2 (de 300 ppm a las 600 ppm que se alcanzaría dentro de un siglo o así) supondría un incremento térmico de menos de un grado.

Cuando en los modelos del IPCC sale al final una subida de entre 2ºC y 4,5ºC, es porque al efecto directo del CO2 se le añaden otros forzamientos y "feedbacks", además de cambios circulatorios que modifican la posición de los anticiclones y tal, que vaya usted a saber si se cumplen o no.

He acabado. Pueden seguir ustedes viendo a Shakira. Yo también.

02 julio 2007

El CO2 no mata


Tengo un amigo que suda desaforadamente cuando el piloto anuncia que vamos a entrar en una zona de turbulencias. A mí en cambio, por afición meteorológica o por lo que sea, las turbulencias me entretienen. Como la montaña rusa de Igueldo.

Lo que me tortura de los viajes en avión es que el pasajero de delante recline el asiento dejándome enjaulado. Encima suelo ir en ventanilla mirando y me quedo aún más encerrado. Pero lo que ya me mata del todo son los malos olores que provocan muchas veces los VOCs (volatile organic compounds,, componentes volátiles orgánicos) de algún pasajero cercano. Sólo me alivio momentáneamente con el perfume limpio de alguna azafata samaritana que pasa por el pasillo de vez en cuando.

Pero hoy no ha pasado (la azafata). Así que al llegar a casa, enfadado, me he metido en Google y he buscado información sobre la calidad del aire en los aviones. Leo para empezar que en un vuelo que permaneció tres horas en pista sin despegar y sin toma de aire externo salieron contagiados de gripe 75 pasajeros y el estudio médico detallado indica que enfermo de gripe sólo había entrado 1.

Yendo al asunto del CO2, me entero que la concentración media de CO2 en la cabina de pasajeros de los aviones suele estar entre 600 y 1.500 ppm (partes por millón, o millónesimas del volumen del aire). Es decir mucho mayor que la concentración de CO2 en el aire atmosférico, que es actualmente de unas 380 partes por millón (un 0,038%). Se considera que este nivel de entre 600 y 1.500 ppm no representa ningún riesgo y que incluso un estudio de exposición humana durante varias semanas consecutivas a concentraciones de 5.000 ppm (que se suelen dar muchas veces en cuevas) no detecta ningún efecto bioquímico ni de otro tipo en la salud.

El aliento que exhalamos trece veces por minuto suele contener 50.000 partes por millón de CO2 y ni nos mata ni matamos.